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Publicado por Redaccion Diario55 | opinión | Domingo 22 de noviembre de 2020

El epigrama es una estrofa. Una estrofa corta cuyos versos siempre contienen sátira, burla e ironía. Versos que, como flechas puntiagudas, hieren o provocan heridas, urticaria y picor.

Martín Duque y Marino Fernández Cuesta (193: 31) lo definen brevemente como «Un breve poema festivo», mientras Qué Fernando Lázaro Carreter (1923-2004) desarrolló aún más el concepto al afirmar que era un epigrama una «breve composición poética en la que se expresa con agudeza y precisión una idea festiva o satírica»

Juan de Iriarte (1702-1771) definió el epigrama en el siglo XVIII con la misma forma o estructura de la siguiente manera:

«A la abeja parecida,

para que sea divertido
El epigrama tiene que ser

pequeño, dulce y picante »

«El cultivo del epigrama entre nosotros – – el poeta Rubens Suro lo señala (1916 – 2006)) da un salto feliz de Meso Mónica a Juan Antonio Alix y de aquí a Joaquín María Bobea y Luis M. Camejo. Para mí ver y observar -se expande Suro- son los más destacados de todos los tiempos. Si guardo los intervalos de tiempos y méritos, me atrevería a actualizar un poco las cosas para agregar a este nombre las de Narciso González (Narcisazo) y Tomás Casals Pastoriza (Tomasito) quienes le dieron el toque humorístico y alegre. sus chispeantes epigramas en los periódicos, en los que su colaboración fue muy apreciada por los lectores … » (Discurso de ingreso como miembro de la Academia Dominicana de la Lengua, 8 de febrero de 1987)

Pero a pesar de los diversos autores mencionados anteriormente, en mi opinión no hay nadie en República Dominicana como el santiaguero Luis María Camejo Aracena (¿1872? Cultivó el epigrama con tan rotundo éxito. Se puede decir que es el mayor epigrama Dominicos de todos los tiempos. Sus versos picantes y penetrantes fueron escritos en el libro «Puyas de la javilla « (1936), el único que publicó. Solo Juan Antonio Alix (1833-1918), nuestro famoso Cantor del Yaque, se le acerca en calidad y talento.

Una sola muestra es suficiente para valorar el genio epigramático de este popular cantante olvidado y, para muchos desconocido, en su justa dimensión.

Camejo narra poéticamente el caso de un joven acusado de secuestrar a una niña. El tema, según el poeta, era tremendamente feo, y cuando lo fue, el fiscal pidió su libertad, entendiendo que no es ni legal ni humano castigar a un hombre tan feo porque sólo es así el cuerpo de una mujer. Fue cuando la secuestró. Así es como nuestro epigrama cuenta la divertida historia:

«Por secuestrar a una niña

capturaron a un hombre

quien era mas que obeso,

la cara de la cucaracha.

El fiscal que ve la fachada

de este nuevo fariseo,

Él exclamó: «Ya que es tan feo,

no es legal ser castigado

¿De qué diablos viene?

una mujer sin pecado?

Y apuesto hasta mi cheque

contra el palo de escoba,

a la chica más estúpida

el no esta sorprendido

de un hombre que encuentra una mujer

así como cuando lo roba»

Luis M. Camejo



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