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DIARIO EL MATERO, SANTO DOMINGO. – Defensores de los derechos de haitianos residentes en República Dominicana denunciaron que fueron víctimas de insultos, amenazas y ataques racistas. Según un artículo publicado en el diario español El País, los insultos van desde epítetos discriminatorios e intimidantes hasta amenazas de ejecución.

A continuación se muestra la carta fechada en Colombia y firmada por Noor Mahtani:

“A Maribel Núñez la golpearon en la cara con un saco lleno de piedras y le encontraron cerillas en el cabello después de una manifestación. Llamaron a Ramón Veras y le dijeron que lo iban a fusilar “porque era prohaitiano”. Amenazaron de muerte a Jonathan de Óleo si seguía hablando de la herencia africana en los platos típicos dominicanos. Y David Florez casi no pudo proyectar el documental Kiskey’art Tour -sobre las relaciones con Haití- en el centro cultural que dirige porque un grupo de 50 policías vinieron a intimidarlos y «recomendarles» que no vieran la película. Las amenazas y ataques son algo común para cualquiera que defienda los derechos humanos y una perspectiva antirracista en la República Dominicana. “Tenemos que cuidarnos entre todos, nadie quiere ser valiente”, dice Veras por teléfono.

El 29 de julio, Veras recibió este mensaje en Facebook de Rafael Ricardo Sánchez Martínez: “Asqueroso prohaitiano, te fusilamos”. Dos días después, la misma persona lo llamó y le pidió su opinión sobre los haitianos. “En mi opinión no hay lugar para discriminación de ningún tipo”, explica el abogado. “Entonces le dije lo que pensaba”. La reacción fue similar a la primera amenaza. Y a medianoche volvió a ser reprendido: «No, pero no te preocupes, si no te disparamos, te cortaremos el cuello a ti y a tu familia como prohaitianos». «Estos esclavos de Francia no son nuestro problema». Don Veras, conocido como Don Negro Veras, presentó una denuncia y Sánchez fue detenido y puesto en libertad tras pagar una fianza. «Seguiré haciéndolo para que pueda servir de lección a otros», afirma.

El abogado de 80 años y autor de más de 15.000 artículos periodísticos es una de las voces más críticas y respetadas del país. Durante el mandato de Joaquín Balaguer -período conocido como la dictadura ilustrada- puso a disposición de forma gratuita su servicio para ayudar a los jóvenes acusados ​​de ser comunistas, y sus libros fueron un faro para la defensa de los derechos de los migrantes haitianos. Para muchos, el hecho de que una institución como la suya recibiera amenazas tan directas fue la gota que colmó el vaso de una larga lista de ataques a activistas. “¿Cómo pueden meterse así con Don Negro?”, se lamenta Núñez. “Eso ni siquiera a muchas voces conservadoras les gustó”.

Los haitianos han sido discriminados en el pasado, explica, pero según el abogado la situación hoy es aún peor. “Hay sectores antihaitianos en todas las instituciones del Estado. Algunos lo expresan abiertamente, otros de forma velada”, afirma. “Y el tema de Haití es ganar votos. Porque los políticos mantienen la agitación social, les quitan espacios a los dominicanos, les quitan las escuelas, esta atención médica… Esto sirve para mantener a los haitianos como enemigo”.

Gran parte de la campaña del reelegido presidente Luis Abinader se centró precisamente en un discurso antiinmigración y en construir un muro entre ambos países en la isla y «multiplicar» las redadas por diez. “El muro no es más que una distracción para acallar ciertas voces, pero no soluciona nada. Los fenómenos migratorios no se detienen en los muros o la violencia. Terminarán el día en que todos los países tengan sistemas sociales que satisfagan los deseos de la gente”, concluye el abogado.

Tras la denuncia de Don Negro, decenas de voces afrodominicanas alzaron su voz para que estos hechos de violencia no pasaran desapercibidos. Cuatro activistas decidieron contarle a América Futura sus experiencias y su temor a la “inacción gubernamental” que no brinda medidas de protección para estas defensoras vulnerables. Otros dos testimonios fueron escuchados pero no comparecerán por temor a represalias de grupos ultraconservadores como la Antigua Orden Dominicana, acusada de múltiples ataques xenófobos y violentos. Su lema es: “Tú eres el muro, soy yo”.

La exigencia de que el Estado proteja a los activistas no es nueva. Ya en 2016, una docena de organizaciones y organismos que trabajan en la defensa de los derechos humanos, como Cejil, ACNUR y Wola, emitieron un comunicado conjunto llamando al Estado a proteger la vida y la integridad de quienes defienden los derechos humanos.

“El discurso antihaitiano es histórico”

Jonathan de Óleo vive actualmente en Estados Unidos como miembro del Programa para Académicos en Riesgo de la Fundación Mellon. Sorprendentemente, los estudios de este investigador que han desatado el furor del sector ultraconservador del país tienen que ver con la alimentación. Parte de su investigación muestra influencia africana en platos típicos como el concón (el arroz crujiente que queda al final de la olla). “No hay nada que moleste más a los dominicanos que que nos digan que nuestras raíces no son blancas, sino que somos negros”, afirma. “Eso también pasa cuando hablo de Gagá [un ritmo dominico-haitiano que se toca en Semana Santa]. Me acusan de querer fusionar la isla, me llaman rata, prohaitiano… No os imagináis los mensajes que recibo. Mencionan a mi familia e incluso me envían mensajes con el nombre de mi hija y la escuela a la que asiste. Simplemente me odian por hacer ciencia. “¿A quién estoy lastimando?”, pregunta.

Aunque este es el país latinoamericano con mayor población de ascendencia afroamericana -casi el 80%-, sólo el 8% de los dominicanos se identifica como tal, según la Encuesta de Autopercepción Racial y Étnica de República Dominicana, que encuestó a 1.309 personas durante el año. 18 años, en 2022. La encuesta encontró que los encuestados se identificaron con hasta 27 categorías étnicas raciales, incluyendo indio claro, indio canela, blanco claro y blanco oscuro, marrón claro o “lavaíto”, todas las cuales se reclaman con mucha más frecuencia que el categoría «negro». “Los dominicanos intentan evitar que los clasifiquen como negros; Es un indio de nariz fina, un indio de buen pelo… Pero nunca negro. Esto es una afrenta”, explica el Negro Veras.

Para De Óleo, especialista en temas negros, este discurso es “histórico”. “El odio está dirigido a los negros y aquí negro significa Haití”, dice. En 1822, cuando Haití ya era el primer país libre de esclavos de América Latina, los haitianos marcharon hacia el este de la isla y fundaron, sin resistencia, la República de Haití en La Española, donde gobernaron durante 22 años como una fusión, una En ese momento todavía había mucho resentimiento en República Dominicana, que sigue retratando este período como años de “gran opresión”, aunque historiadores como la dominicana María González Canalda dicen que se trata de un discurso nacionalista “sin evidencia documental”.

“No fue una invasión. (…) La gente salió a saludar a Jean-Pierre Boyer [presidente al mando] porque trajo la abolición de la esclavitud y el reconocimiento de los derechos civiles y políticos de la población. Y en ese momento no se dispara ningún tiro, no hay enfrentamiento. “Cuando llega a la capital, le dan las llaves de la ciudad”, dijo en una entrevista con la BBC. “Sin embargo, todavía se habla de una ‘invasión’. Y hay una historia no contada que no es interesante contar”, afirma De Óleo. «Es absurdo negar la negritud, pero la gente sigue haciéndolo».

“Estoy bajo arresto domiciliario”

Para muchos, como Maribel Núñez, la vida ha cambiado desde que se comprometieron con el activismo. Es una de las caras más visibles del colectivo feminista Acción Afrodominicana. Y la defensa del antirracismo y el feminismo tiene los ingredientes que más odia la extrema derecha; el que le clavó fósforos en el pelo tras una manifestación y el mismo que la atacó, persiguió y amenazó decenas de veces. “Socialicé mucho, pero aquí la gente me hacía saber que estaba haciendo algo mal, como hablar de herencia africana. Ya no me siento tan libre para caminar por las calles como antes. Tengo miedo de que las amenazas se hagan realidad y me termine pasando algo malo a mí o a mi familia. “Estoy bajo arresto domiciliario”, se queja por teléfono.

Los ataques coinciden con su activismo que comenzó hace más de una década, tras un amplio proceso de desnacionalización de más de 300.000 dominicano-haitianos en el país. Desde entonces, dice, siempre la han vigilado: “Siempre te estamos vigilando”, le decían. “Lo que está pasando aquí es abrumador. Es una sociedad donde no se puede hablar de afroactivismo ni realizar una conferencia. Es una sociedad que te quiere muerto y mata tu identidad”, explica. Para Núñez, como para todos, la única protección es la que se brinda a los activistas. “Querían sembrarme el terror, paralizarme. Me pregunto qué le he hecho a este país para que tantos fascistas me odien. Si tan solo defendiera lo que somos y de dónde venimos. Somos un pueblo irrevocablemente afroamericano”.