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El tema presentado refleja dos problemas de gran relevancia social en República Dominicana: el embarazo adolescente y la violencia policial contra periodistas y ciudadanos. Ambos hechos tienen profundas implicaciones para el bienestar de la sociedad y requieren atención urgente para abordarlos de manera integral. A continuación se proporciona un comentario reflexivo sobre cada uno de estos temas, destacando sus implicaciones y posibles soluciones.

### Embarazo adolescente en República Dominicana

Las estadísticas sobre embarazo adolescente en el país son alarmantes. Según datos del Ministerio de Salud y la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), en lo que va de 2024 se han registrado 8.365 embarazos entre adolescentes dominicanas, lo que muestra la magnitud de este problema. Es importante resaltar que estos embarazos ocurren en niñas y mujeres jóvenes entre 10 y 19 años, lo que no solo afecta su salud física y emocional sino que perpetúa el ciclo de pobreza y desigualdad.

Un aspecto preocupante es el alto porcentaje de adolescentes haitianas afectadas, con un 26,78% de los embarazos adolescentes pertenecientes a esta población. Esto sugiere que la vulnerabilidad de las mujeres inmigrantes haitianas es aún mayor, probablemente debido a factores como la falta de acceso a servicios de salud, educación y protección social. Estas cifras nos obligan a reflexionar sobre las barreras estructurales que enfrentan las adolescentes, tanto de la República Dominicana como de Haití, para acceder a una educación sexual integral y a servicios de salud reproductiva.

El embarazo adolescente está estrechamente vinculado a la falta de políticas públicas efectivas que prioricen la educación sexual y reproductiva en las escuelas, la falta de acceso a métodos anticonceptivos y la normalización de dinámicas de poder desiguales en las que los adolescentes son más vulnerables a la coerción y el abuso. A esto se suma la falta de oportunidades socioeconómicas, que limita la capacidad de las mujeres jóvenes para evitar embarazos no deseados.

Dadas estas cifras, es fundamental que el gobierno y las organizaciones de la sociedad civil trabajen juntos para implementar programas integrales de educación sexual que no solo incluyan información sobre anticonceptivos sino que también promuevan una cultura de respeto, igualdad de género y empoderamiento juvenil. Las campañas de prevención deben estar dirigidas tanto a las mujeres jóvenes como a sus familias y estar acompañadas de un acceso genuino y gratuito a los servicios de salud reproductiva.

Violencia policial y ataques a periodistas

Por otro lado, la violencia policial contra periodistas es otro problema que no se puede ignorar. En los últimos meses se han registrado varios incidentes en los que periodistas dominicanos han sido agredidos por agentes de la Policía Nacional mientras realizaban su trabajo. El caso del periodista Inocencio Encarnación, quien fue agredido mientras cubría un accidente de tránsito, y el del fotoperiodista Roberto Reyes, a quien le confiscaron el celular mientras cubría un incendio, son claros ejemplos de cómo se viola la libertad de prensa.

Los ataques a periodistas no sólo constituyen una violación de sus derechos fundamentales, sino que también representan un ataque directo a la libertad de expresión y al derecho de los ciudadanos a la información. En una sociedad democrática, una prensa libre es esencial para rendir cuentas y mantener informada a la población en asuntos públicos. interés. Cuando los periodistas son silenciados o intimidados, se crea un clima de miedo que puede conducir a la autocensura y, en última instancia, a la erosión de la democracia.

Un paso en la dirección correcta son las declaraciones de la ministra del Interior y de Policía, Faride Raful, en las que afirma que no se permitirán arbitrariedades y que se está trabajando en una reforma policial. Sin embargo, estas palabras deben ir acompañadas de medidas concretas que garanticen la protección de los derechos de los ciudadanos, incluidos los periodistas. Es importante que los ataques denunciados se investiguen exhaustivamente y se castigue a los responsables para evitar que estos incidentes vuelvan a ocurrir.

La reforma policial mencionada por el ministro debe centrarse en capacitar a los agentes y promover una cultura de respeto a los derechos humanos y los procesos legales. Además, es necesario fortalecer los mecanismos de seguimiento y control dentro de la policía para prevenir el abuso de poder. Crear una fuerza policial “basada en la solidaridad, la empatía y la protección ciudadana”, como menciona Raful, es un objetivo loable, pero lograrlo requiere una transformación profunda de las estructuras y prácticas institucionales.

Tanto el embarazo adolescente como la violencia policial son problemas que reflejan fallas estructurales de la sociedad dominicana. Por un lado, el embarazo adolescente pone de relieve la necesidad urgente de acción pública para promover la educación sexual y el acceso a servicios de salud reproductiva, particularmente para las poblaciones más vulnerables. Por otro lado, los ataques policiales resaltan la importancia de una reforma integral de la policía nacional que garantice el respeto de los derechos humanos y la protección de la libertad de prensa.

Abordar estos desafíos requiere un fuerte compromiso del gobierno y la sociedad civil para implementar soluciones que vayan más allá de respuestas superficiales. Sólo mediante una acción coordinada basada en el respeto de los derechos y la dignidad de todas las personas podremos construir una sociedad más justa, segura y equitativa para todos.