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El pasaje del Evangelio de Marcos que nos ocupa es uno de los textos más impresionantes y desafiantes en relación con las enseñanzas de Jesús sobre la pureza del corazón, la radicalidad del discipulado y la integración en la fe. Este fragmento nos invita a reflexionar no sólo sobre nuestras propias acciones, sino también sobre la comunidad, la tentación y el valor de las pequeñas bondades que muchas veces pasamos por alto.

Inclusión en la fe

El diálogo comienza con Juan quejándose a Jesús: Vieron a alguien que echaba fuera demonios en su nombre, pero esta persona no pertenece al grupo de los discípulos, entonces intentaron detenerlo. La respuesta de Jesús es clara: “El que no está contra nosotros, está con nosotros”_. Aquí Jesús abre una puerta a una comprensión más completa del discipulado cristiano. No es necesario pertenecer a un grupo determinado ni tener reconocimiento formal para hacer el bien en nombre de Cristo. Este mensaje es relevante en un mundo donde a menudo tendemos a dividirnos en grupos y excluir a otros si no comparten nuestras creencias o prácticas exactas. Jesús nos llama a mirar más allá de estas barreras y reconocer la bondad dondequiera que se manifieste, porque Dios actúa de maneras que pueden sorprendernos y que no siempre cumplen con nuestras expectativas.

El valor de los pequeños gestos

Otro aspecto importante de este pasaje es cuando Jesús menciona que “el que os dé de beber un vaso de agua porque sois de Cristo, no quedará sin recompensa”. Este versículo resalta que hasta las acciones más simples y aparentemente insignificantes, si se hacen con ellas. por amor y por el bien de los demás, tienen un valor inmenso a los ojos de Dios. Es un recordatorio de que no todos estamos llamados a actos visibles de grandeza, pero sí a una vida de constante servicio y generosidad. Cada pequeño acto de bondad, cada gesto de cariño hacia los demás cuenta.

En un mundo que muchas veces valora lo grande, lo espectacular y lo visible, Jesús nos recuerda que incluso lo pequeño, lo humilde y lo cotidiano tienen significado y trascendencia. Este vaso de agua puede parecer un detalle menor, pero es un símbolo de cómo cada gesto cuenta en la construcción del Reino de Dios.

Radicalidad en la lucha contra el pecado

Sin embargo, el evangelio también nos confronta con duras enseñanzas sobre el pecado y la tentación. Jesús usa imágenes fuertes, como cortarse una mano o un pie o sacarse un ojo, cuando estas nos llevan al pecado. Aunque no debemos interpretar estas palabras literalmente, expresan la urgencia y el radicalismo en la lucha contra lo que nos separa de Dios. El mensaje es claro: nada, absolutamente nada, debe interponerse entre nosotros y nuestro llamado a vivir según la voluntad de Dios. Si hay algo en nuestra vida que nos lleva al pecado, ya sea una relación, un hábito o una actitud, debemos estar dispuestos a eliminarlo, aunque nos cueste algo, para no cerrar el horizonte del reino de Dios. el pecado pierde a Dios.

La “Gehena”, mencionada varias veces en este pasaje, es la imagen del destino final de aquellos que se alejan de Dios. Jesús habla de este lugar donde “el gusano no muere y el fuego no se apaga”, una descripción escalofriante diseñada para hacernos pensar profundamente sobre las decisiones que tomamos en nuestras vidas. Vivir apartado de Dios y ceder al pecado tiene consecuencias no sólo en esta vida sino en la eternidad.

Cuidando a los más pequeños

Finalmente, Jesús lanza una seria advertencia a quienes “escandalizan” a los pequeños que creen en él. Los pequeños aquí no son sólo niños, sino todos aquellos que tienen una fe sencilla y pura, los vulnerables, los humildes. En este contexto, escandalizar significa no sólo causar asombro o sorpresa, sino también ser piedra de tropiezo y desviar a los demás del camino hacia Dios. Jesús utiliza una imagen vívida: “Mejor le sería que le pusieran al cuello una piedra de molino y la arrojaran al mar”_. Esta exageración subraya cuán grave es dañar a los más débiles, separar a alguien de la fe, ser responsable de la pérdida de la inocencia o del escándalo de la fe en el prójimo.

#### Diplomado

Este pasaje del Evangelio es una llamada a la humildad, la vigilancia y el amor. Nos invita a ver el bien fuera de nuestras propias filas, a apreciar los pequeños actos de bondad y a ser radicales en nuestra lucha contra el pecado. Nos recuerda también la gran responsabilidad que tenemos hacia los más pequeños, los simples creyentes y los vulnerables. Al final, Jesús nos invita a vivir una vida coherente en la que nuestras acciones reflejen nuestra fe y en la que nada ni nadie nos separe de nuestro llamado a vivir en el amor de Dios.

Este texto nos desafía a examinar nuestras vidas: qué cosas, personas o acciones