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Muchos de nosotros intentamos comer más frutas y verduras y menos alimentos altamente procesados, pero ¿por qué es tan difícil lograr nuestros objetivos? Los alimentos ricos en grasas, azúcar y sal son sencillamente muy agradables de comer. Y no te pasa sólo a ti: así evolucionamos. Estos alimentos activan el sistema de recompensa del cerebro porque han sido escasos en el pasado.

Ahora están en todas partes. En las sociedades modernas y ricas, nos bombardean con anuncios que intencionalmente nos recuerdan el aspecto, el olor y el sabor de los alimentos ricos en calorías. Y en respuesta a estas fuertes señales, nuestro cerebro reacciona exactamente como está diseñado, provocando un fuerte deseo de comerlos.

A continuación explicamos cómo funcionan los antojos de comida y qué puede hacer cuando opta por alimentos dulces o salados.

¿Qué causa los antojos?

Un antojo es un intenso deseo o necesidad de comer algo, a menudo centrado en un alimento específico.

Estamos programados para aprender qué tan bien sabe y huele un alimento y dónde podemos encontrarlo, especialmente si contiene mucha grasa, azúcar o sal.

Dos mujeres comen patatas fritas.

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Un antojo es un intenso deseo o necesidad de comer algo, a menudo centrado en un alimento específico. [Getty Images]

Algo que nos recuerde que disfrutamos de un determinado alimento, como un anuncio llamativo o un olor delicioso, puede hacer que lo deseemos.

La señal desencadena una respuesta física que aumenta la producción de saliva y la actividad del estómago. Estas reacciones son relativamente automáticas y difíciles de controlar.

¿Qué más influye en nuestras decisiones?

Si bien el efecto de las señales en nuestra respuesta física es relativamente automático, lo que hacemos a continuación está influenciado por factores complejos.

El hecho de que comamos o no el alimento puede depender de factores como el costo, si está fácilmente disponible y si el consumo se alinea con nuestros objetivos de salud.

Pero en general es difícil vigilar una alimentación saludable. Esto se debe a que tendemos a priorizar una recompensa más inmediata, como el placer de comer, sobre una recompensa retrasada o abstracta, incluidos objetivos de salud que nos hagan sentir bien a largo plazo.

mujer estresada

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El estrés puede hacer que tomemos malas decisiones nutricionales. [Getty Images]

El estrés también puede hacer que comamos más. Cuando tenemos hambre, elegimos porciones más grandes, subestimamos la ingesta de calorías y encontramos que comer es más gratificante.

¿Dulce o salado?

Entonces, ¿qué sucede cuando una señal nos dice que busquemos un alimento específico pero no está disponible?

Investigaciones anteriores demostraron que entonces buscaríamos cualquier cosa que nos haga sentir bien. Entonces, si ves a alguien comiendo una dona pero no hay nadie cerca, es posible que esté comiendo papas fritas o incluso bebiendo alcohol.

Pero nuestra nueva investigación confirmó algo que probablemente ya sabía: es más específico.

Si un anuncio de papas fritas te hace buscar comida, un trozo de pastel probablemente no sea suficiente: buscarás algo salado.

Mujer come

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Generalmente tenemos un antojo específico que nos hace buscar algo dulce o salado. [Getty Images]

Las señales de nuestro entorno no sólo desencadenan un deseo general de comer, sino que también nos impulsan a buscar “categorías” específicas de alimentos, como por ejemplo: B. salado, dulce o cremoso.

Historia y genética

Sus hábitos alimentarios y su genética también pueden dificultar la supresión de los antojos. Pero no te preocupes: depender únicamente de la fuerza de voluntad es difícil para casi todo el mundo.

Las señales alimentarias son tan poderosas que pueden impulsarnos a buscar un alimento en particular incluso cuando no nos sentimos abrumados por una necesidad particularmente fuerte de comerlo. El efecto es más intenso cuando hay comida fácilmente disponible.

Esto ayuda a explicar por qué podemos comer una bolsa grande de patatas fritas delante de nosotros, aunque el disfrute disminuye a medida que comemos. A veces utilizamos terminar el paquete como señal para dejar de comer, en lugar de hacerlo por hambre o deseo.

frutero

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Para prevenir los antojos, es bueno tener a mano alimentos saludables. [Getty Images]

¿Hay algo que podamos hacer para resistir los antojos?

En gran medida, no tenemos control sobre las señales de nuestro entorno y los antojos que desencadenan. Sin embargo, hay algunas formas en las que puedes intentar controlar las situaciones en las que eliges alimentos.

Reconoce tus antojos y piensa en una forma más saludable de satisfacerlos. Por ejemplo, si se te antojan patatas fritas, ¿podrías comer nueces ligeramente saladas? Si quieres algo dulce, puedes probar con frutas.

Evita comprar cuando tengas hambre y haz una lista de antemano. Aprovechar al máximo las opciones de compra y recogida en el supermercado o de entrega a domicilio también puede ayudarle a evitar la publicidad y las compras impulsivas.

Mantenga las frutas y verduras al alcance de la mano y visibles en casa. También tenga a mano otros alimentos no procesados, ricos en fibra y ricos en nutrientes, como nueces o yogur natural. Si puede, elimine de su entorno los alimentos ricos en grasas, azúcar y sal.

Asegúrese de que sus objetivos nutricionales sean específicos, mensurables, alcanzables, relevantes y con plazos determinados.

Sea amable consigo mismo. No se culpe si come algo que no cumple con sus objetivos de salud. Sólo sigue intentándolo.