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Publicado por Redaccion Diario55 | opinión | Lunes 2 de noviembre de 2020

El PRD debe dejar de ser un partido fraccional, con corrientes internas organizadas en contienda constante.

Miguel Vargas necesita dar un paso adelante en el PRD, tiene los recursos, la influencia y el desarrollo en su vida pública y privada para hacerse cargo de la renovación del partido blanco y mantenerlo en buen puerto.

No es solo el PRD, diríamos que todos los partidos, por institucionalizados que los veamos en un momento dado, pierden su adaptabilidad, se renuevan y reducen sus posibilidades de éxito político y electoral.

Recordamos lo que ocurrió hace décadas (1994) sobre la acción democrática en Venezuela y Bruhn (1997) sobre el Partido de la Revolución Democrática en México.

El más joven aquí en el patio es el PRD y ahora el PLD con la debacle del expresidente Leonel Fernández, que fue la principal causa de la derrota electoral de este partido.

La transformación y la renovación no vienen con una actitud de “tómalo todo” o con una “escoba” que lo barre todo.

De esta manera, no cambia ni logra el apoyo de nuevos votantes para la victoria, muchos de los cuales no son sus votantes tradicionales.

Es comprensible la discrepancia, el fraccionamiento y la competencia al interior de las partes, lo cual es una buena parte positiva para determinar la adaptación y cambio de las partes.

Sabemos que estas elecciones de 2020 no solo marcaron un hito muy importante en el sistema político dominicano, poniendo fin al dominio del PLD y los partidos tradicionales que lo acompañaron durante veinte años de gobierno, sino que también marcaron el comienzo de una nueva etapa, la de El partido PRM estaba dominado Crearon los dinosaurios que salieron del PRD.

Nada se puede analizar, y mucho menos hacer, pero estamos viendo este cambio político que es fruto de un largo proceso que está dejando huella, que aparentemente llega con la transformación del sistema de partidos y un cambio en la conducta electoral.

En este contexto, el PRD necesita formular e implementar una estrategia política suficiente para aprovechar las oportunidades y enfrentar los desafíos que surgen de las cambiantes circunstancias de estos años.

Te equivocas cuando peleas personalmente dentro de los grupos y líderes del PRD, o contra su actual líder y presidente de esa organización, Miguel Vargas. Eso significaría asestar el golpe fatal a esta emblemática organización que lleva más de 80 años en la vida política nacional.

La estrategia debe ser de consenso, unidad y empoderamiento institucional, con un cronograma de trabajo, visitas, eventos y empoderamiento a ser adoptado y adoptado por Miguel Vargas y otros líderes del Cupulo.

Al mismo tiempo, forja alianzas con líderes y organizaciones afines a la idea peñagomista, y vuelve a los orígenes de la sociedad de centroizquierda, la socialdemocracia, de la que su presidente, el presidente Miguel Vargas, es presidente de América Latina.

La estrategia seguida por el PRD en los últimos años tras la muerte de su líder, José Francisco Peña Gómez, fue inconsistente con este mandato, pero se volvió hacia la moderación de sus ideas y práctica política.

Si, en un contexto de moderación y oposición firme, abrazando el cambio interno, la renovación, la unidad y el empoderamiento, y asumiendo una auténtica oposición, el PRD puede fortalecerse y ganar adhesión a un sector electoral significativo que es lógicamente elegido por el gobierno. y el PRM.

De esta manera, ganará terreno en el electorado y se beneficiará del descontento con el partido gobernante PRM y sus antiguos militantes y líderes.



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