Versos y prosa en un experimento literario ante un destino irreversible

“La muerte es algo que no debemos temer, porque mientras la tenemos no hay muerte, y cuando la muerte está, no existimos” (Antonio Machado)

La mano de la muerte es, como su nombre indica, un título evocador que refleja en gran medida el espíritu del autor, el profesor, periodista y escritor Luesmil Castor Paniagua, y su afán por explorar los paisajes donde la muerte deja al menos sus huellas refleja parte de sus trabajos.

A ver, en el año 2020 se publicó “El Ojo del Hechizo” y en esta obra encontramos una serie de cuentos que representan lo que quiero decir. El Ojo del Hechizo es uno de los libros, ojo si es el más importante de República Dominicana, que más ilustra el aspecto mágico-religioso. La variedad de temas que cubren estas historias se centran en el tema mágico-religioso.

Es que en la religiosidad mágica esta aproximación a la muerte está presente. Un enfoque que viene desde diferentes ángulos; uno que se asocia al dolor ante un fenómeno que, aunque tan común, nos parece extraño; Aunque sea tan natural, no nos preparamos para esperarlo en un conocido o familiar o en nosotros mismos. Tan natural, tan natural, y a veces vivimos como si ella no estuviera constantemente acechando a la vuelta de la esquina. Con tanta naturalidad que vivimos sin darnos cuenta, aunque el simple hecho de la vida es pasar inevitablemente a Sus brazos.

Pero volvamos al punto: “La Mano de la Muerte” expresa también parte de la naturaleza del autor: reconoce, aprecia y venera a todos los seres que lo rodean y poseen riquezas intangibles, inconmensurables e inestimables. Basta comprobar cómo el propio autor representa parte de los tesoros de su familia, a quien dedica esta obra: su esposa Maritza Salomón, Baby, como cariñosamente lo llama, y ​​sus hijos: Ithiel y Habeerlyn, y lógicamente el nuevo tesoro. la familia, nieta, Lhya.

El autor cultiva estos homenajes no sólo en su entorno familiar. Algunas de sus obras son de visita obligada, como su participación en antologías. ¿Qué son estos valiosos esfuerzos sino el reconocimiento a personas que han contribuido a la cultura nacional en el campo literario? Ejemplos de lo expresado: Antología de poesía Yumera, 1983; El autor colabora con otros escritores de su ciudad de Yuma en este trabajo colectivo como antólogos. Encontramos sus producciones en otros libros, como: B. La Antología de Poesía de la Crisis, 1985.

Así sigue el mismo patrón de comportamiento cuando publica su obra “Mamá Tingó en Temblor de Agua”, en la que toma al líder campesino dominicano asesinado en noviembre de 1974 como figura central de una poesía que va más allá de lo nacional y traspasa fronteras. del océano, para reflejar a otras madres Tingó de diferentes partes del mundo. Sus versos la cantan, le lloran, le gritan, exigen, exigen, pintan realidades en las que las mujeres en la tierra son el centro de persecución, muerte, abuso y se convierten en símbolo de realidades, que no deberían. existen en nuestro planeta. Pero Luesmil no convierte a estas mujeres en mártires, sino en musas, diosas que nos inspiran.

Parte de este trato respetuoso y crítico se refleja en otros trabajos como La Sombre Homicida, 2022, en el que recopila y publica los cuentos del autor neiberista Ángel Hernández Acosta. En otras palabras, el autor no se contenta con sacrificar tiempo y esfuerzo para intentar honrar a nuestros escritores nacionales. Pero también va más allá de la patria, cruza los mares y atraviesa el tiempo para dar una mirada diferente al Gran Ezra Pound, 30 de octubre de 1885 – 1 de noviembre de 1972, poeta y crítico estadounidense expatriado, figura importante del movimiento de poesía moderna. Sus acciones valorativas se reflejan más que simplemente en cómo trata a este autor de diferente nacionalidad y diferente idioma en su ensayo.

Ahora, con el lanzamiento de “El Manotazo de la Muerte”, Castor Paniagua nos cautiva por primera vez con un título al que todos nos sentimos de alguna manera atraídos, porque la muerte es una amenaza que se cierne sobre todo ser vivo. En el caso de los humanos, nos golpea de manera más profunda, porque ese golpe nos ha arrastrado a sus garras hacia un ser cercano, o simplemente nos persigue, nos duele o hace de nuestro camino hacia la realidad catastrófica una odisea.

Sin embargo, Castor es tan bárbaro que la obra está dedicada no sólo a sus familiares y amigos fallecidos, sino también a amigos, conocidos y colegas que estuvieron o están conectados de alguna manera o que tuvieron influencia a través de su pluma. Literatura. Así se expresa en la dedicatoria “In Memoriam”.

Ojo con su exposición en la que dice: “Y la muerte, cuando nos golpea con ese golpe imparable que destruye y hiere la existencia, nos deja un vacío espiritual, un vacío inllenable que burbujea en nuestro interior como la lava de un volcán… » ‘ ‘. Sin embargo, en la misma presentación, consciente de la gravedad de este tema, pide: «Por eso, familiares, amigos, escritores, periodistas, compañeros de clase de entonces y, por qué no, incluso simples conocidos de lejos». las páginas donde Sentimientos y narrativas te hacen pensar en la realidad de la muerte en el trabajo en la vida. En palabras del autor, significa que vivir significa tomar ese camino irreversible donde la muerte nos espera con su golpe final.

¿Qué nos ofrece la obra, qué nos dice, qué atractivo tiene sobre nosotros? Cómo el autor imprime su sello. Bueno, dice que es una novela, dice que es una novela experimental en la que recoge una mezcla de prosa y verso en unas 86 páginas, y en esa mezcla el autor deja su huella especial: en las construcciones de las frases, los párrafos, el lenguaje registra lo que utiliza y lo conecta con el tema en un marco de prosa-verso, verso-poesía, historia cruda-historia literaria. No es un golpe mortal de la muerte misma, sino un golpe mortal del sentimiento de amistad y familiaridad con los personajes reales que han cruzado a esta otra realidad.

En su análisis, cuestionamiento o reflexión sobre la muerte lo acompañan grandes autores, vea estos fragmentos de su obra:

Pero es raro.

Generalmente la muerte es solo un niño triste.

un niño que sale de noche sin motivo, sin miedo, sin fervor

un pobre niño poniendo su mano en mi corazón.

Más o menos muerte, Mario Benedetti

¿El polvo vuelve a ser polvo?

¿El alma vuela al cielo?

Todo está sin espíritu,

¿Podredumbre y barro?

No sé; pero hay algo

No puedo explicar,

algo que es repugnante

aunque es una fuerza para hacerlo,

Me voy tan triste

sólo los muertos.

Rima LXXIII, Gustavo Adolfo Becker

Tanto dolor se acumula en mi costado

Porque duele, hasta me duele la respiración.

Una bofetada dura, un golpe frío,

un hacha invisible y asesina,

Un golpe brutal te derribó al suelo.

Fragmento de “Elegía a Ramón Sijé” , miguel hernandez

En El Manotazo de la Muerte zigzaguean una variedad de personajes, que son instrumentos de la narrativa en la que el autor mezcla una reflexión sobre la vida-muerte, la muerte-vida, y con formato de prosa o formato de verso para expresar o cuestionar el dolor. en el que la Muerte es la protagonista o villana imbatible. Al fondo vemos a un castor diciendo un adiós inacabado que el Covid 19 ha alimentado con miedo, sin seres queridos antes, durante o después.

La estructura misma y los títulos de sus capítulos se adaptan a la naturaleza de la obra y tienen la coherencia que se desprende de la dedicación y presentación. “Qué hacer”, “Pensar” y “Sentencia” son títulos recurrentes, y la obra finaliza con “Carta a mi padre Luis Emilio Paniagua Perozo”. Este capítulo final es una especie de elegía en la que el lenguaje literario refuerza el contenido y las características del libro. Aquí disfrutamos del dominio del uso del lenguaje y de su capacidad para transmitir pensamientos en prosa: “Así ocurrió tu despedida ante los dioses celestiales, ya con el tiempo oscurecido en tus ojos, el mismo con que viste el mundo con el honor de apellidos impresos en la historia. Además, demuestra su dominio de la poética sin perder la conexión con el hilo conductor de todo el libro:

Hay golpes en la vida, tan duros…

¡No sé!

Golpes como por odio a Dios;

como si estuviera frente a ellos,

la resaca de todo lo sufrido

Penetrará en el alma…

¡No sé!

Tu hijo castor, mayo 2018

Este experimento literario es un reconocimiento a los que han muerto, pero también una reflexión para los que aún estamos aquí. Nos invita a ver, recibir y disfrutar el regalo de la vida desde una perspectiva diferente y nos recuerda nuestra fugaz y transitoria estancia en esta tierra.

“No le tengo miedo a la muerte. Lo que temo es el trance de ir allí. Confieso que tengo curiosidad de qué se trata.” (Atahualpa Yupanqui)

Por:- Saurys Ramírez, periodista