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Publicado por editores externos | opinión | Lunes 24 agosto 2020

Quienes ocupan el estado de líderes políticos deben en todo caso evitar que la falta de credibilidad provoque el colapso del sistema que sustenta la actividad de Platón, para que la frustración no lleve a las personas a estallidos sociales de consecuencias incalculables.

Abinader toma el poder en una situación delicada, sin duda la más terrible que hemos vivido desde 1844, cuando adquirimos el concepto de nación, y eso requiere mucho equilibrio para enviar un mensaje de confianza y esperanza.

Como primer presidente nacido después de Trujillo, está llamado a enfocarse en una gestión de total transparencia. Es consciente de que estamos en la era digital, muy lejos de la época en que gobernaba el tirano.

Potenciar la crisis de credibilidad existente, junto con el colapso económico global que está provocando Covid 19, es lo que menos necesita la población para verse menos afectada por un panorama que parece sombrío en el horizonte.

El país se encuentra en una debacle institucional cuyo trabajo es detener y tratar de revertirlo y construir un orden en el que prevalezca la justicia, la justicia y el respeto a las normas establecidas en la constitución.

Aunque los temas de la campaña son las quimeras que se venden a los incautos, Luis se comprometió a detener la corrupción y fue uno de los mayores desafíos que enfrentó durante su mandato para votar con el electorado.

Esto solo es posible cuando las decisiones se toman de acuerdo con las promesas y se escuchan sugerencias saludables de personas bien intencionadas. Cuando te rodeas de hombres y mujeres que defienden los mejores intereses y ofrecen soluciones.

Llamar al cliente potencial es una gran idea. el momento lo exige porque juntas unen las ideas más convenientes. Incluidas las iglesias, la comunidad empresarial, los profesionales y los sindicatos porque todos tienen algo que decir.

Tiene que ver con los que buscan puestos de los que nunca faltan las partes y no puede agradar a todos. Esto contrasta con todos los políticos que toman el control del estado. Hay que tener mucho cuidado en estos tiempos difíciles.

Tiene que controlar a las personas a su alrededor que crean artistas en espectáculos públicos para buscar notoriedad con discusiones estúpidas. Recordemos que como presidente es producto de una crisis política que ha exacerbado el espíritu social.

Eso hizo que el grupo que apuesta por la crisis interna saltara del poder para trasladar a la sociedad a pescar en aguas turbulentas y evitar escándalos que los distraigan del compromiso y la responsabilidad asociados a la inversión.

Pero en cuanto a su nueva gestión, que ya es preocupante, ningún funcionario, incluido él mismo, ha presentado su declaración jurada, ni se la ha pedido a quienes dejaron el poder, y envió una pésima señal a la gente sobre transparencia.

Sin embargo, el país creía que dada la situación de crisis que atravesamos, sus primeros decretos deberían anunciar una reducción de los sueldos de los funcionarios públicos para remover cargos públicos, instituciones innecesarias para ahorrar recursos, pero nada de eso.

Por otro lado, muchos nombramientos en puestos sin importancia, viceministros y un grupo de asesores que no asesoran en absoluto, por muy debilitada que esté la economía, son como si estuvieran diciendo: «Ningún fenómeno natural nos afecta».

Con suerte, si la crisis de credibilidad se agrava, no se topará con una realidad económica, política y social inmanejable e intentará sobrecargar a la población imponiendo nuevos impuestos mientras el derroche de recursos continúa su frenético curso.

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Twitter, @ alexalma09



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