Provincial- | opinión El | Viernes 17 julio 2020
(Con motivo del decimoctavo aniversario de su muerte)
Siempre lo he dicho: para desentrañar los hilos causales que determinan el comportamiento político del ex presidente de la República Dominicana, el Dr. Joaquín Balaguer (Santiago, 1 de septiembre de 1906 – Santo Domingo, 14 de julio de 2002), siempre se ha movido, es necesario leer las ideas o ideas plasmadas en sus escritos.
En otras palabras, para conocer al verdadero Joaquín Balaguer, necesitamos estar en contacto y desentrañar el profundo contenido de su producción bibliográfica.
Entre todos sus textos hay uno que, en nuestra opinión y de acuerdo con el difunto y controvertido escritor Juan Isidro Jiménez Grullón, representa la verdadera personalidad del autor de «Los carpinteros» (1985) y «El cristo» mejor que nadie. Libertad «(1970). Nos referimos al prólogo de su «Thebaid lírico» (1924)
En 1922, cuando apenas tenía quince años, el Dr. Balaguer escribió su primer verso: «Claros de luna», una obra cuyo valor literario aparentemente fue excedido por el crítico literario de la época.
Balaguer, quien nunca aceptó las críticas de sus oponentes y perdonó aún menos, usó el prólogo del próximo libro publicado «Thebaid lyric» (1924) para responder con enojo a aquellos que se atrevieron a cuestionar la evidencia estética de sus primeros «nacimientos». poner imaginación «. Aquí hay una especie de breve informe descriptivo sobre el contenido del prólogo en cuestión.
Una frase es suficiente para que el autor anuncie su crueldad ardiente:
«Abro este clip para llenarlo de odio y gratitud».
¿A quién odia quién fue uno de los hablantes dominicanos más brillantes? Aquí están sus palabras al respecto:
«Odio a los que lucharon con amargura en cuadritos y pasillos: odio a las poetas que envidian la masculinidad de mi arte: odio a los consagrados que no querían alcanzar al joven sin barba que los abrumaba con orgullo y orgullo. Finalmente, odio a todos los pachecos que no se atrevieron a pelear conmigo con el bolígrafo y se encogieron de hombros cuando vieron al niño atrevido cruzar la caravana apolínea.
Si bien su expresión de odio abarca lo que él llama «manada de intelectuales débiles», gracias en exclusiva a César Tolentino, quien «apareció cuando apareció mi luz de luna», dice Balaguer, «quien fue el primero en saludarme como un nuevo compañero saludé las entregas de mi imaginación en las columnas de La información «.
Cuando Balaguer expresó su agradecimiento al entonces editor del periódico La Información, admitió que no necesitaba la ayuda de otros para funcionar como una unidad social. Con esto en mente, los siguientes puntos:
«… y él es el primero y quizás el último a quien puedo agradecerle algo porque todavía estoy orgulloso de ser como una planta rara en nuestro ambiente seco que solo tiene que vivir del jugo de su arte y el aire Respira la atmósfera de tus sueños, así que puse una sola flor de gratitud en este matorral de odio «.
Pero este «arbusto de odio» parece ir más allá de las fronteras de la «manada de intelectuales débiles» de nuestro país para abordar el entorno geográfico en el que nació y creció el inquilino eterno del Palacio Nacional. Por lo tanto, luego expresa con ira incontrolable:
«Odio el entorno en el que nací, pero odio más a los intelectuales (con muy pocas excepciones) con quienes tuve la mala suerte de frotarme los hombros».
En el siguiente párrafo, el Dr. Balaguer clara y precisamente la gran alegría que experimenta frente a la ira, las quejas o las protestas de quienes lo enfrentan:
«Mi Lyrical Thebaid, explica enfáticamente, molestará a muchos (me gusta molestar) y algunos gritarán como burros (me gusta gritar) en la hoja de notas estériles».
Y cierra su famoso prólogo con un desafío que no podría ser más sugestivo o sintomático:
«Pero como el poeta Adán Aguilar, estoy esperando que todos luchen contra ellos, uno tras otro como caballeros, todos juntos como matones».
Con respecto a las citas anteriores, valdría la pena señalar que el Dr. Joaquín Balaguer estuvo de acuerdo con su pensamiento político, ya que es necesario «detestar el entorno en el que nací …» para convertirse en un dictador títere o diestro, así como el propio presidente Rafael Leónidas Trujillo un período de terror, corrupción y violaciones de los derechos humanos, como su tristemente famoso reinado de 12 años (1966-1978).