Publicado por Redaccion Diario55 | opinión | Lunes 28 de Septiembre de 2020
El Senado elegirá próximamente a los nuevos miembros del Comité Central Electoral. En una reunión, sugerí que debían ser honestos, eficientes, imparciales, independientes y con un llamado a servir; En resumen, tienes una trayectoria ética positiva. Inmediatamente alguien me preguntó: ¿Estamos pidiendo oficiales de ética dominicanos? Respondí que sí, aunque con reservas, e hice algunos pensamientos que ahora comparto.
“Política y ética son dos palabras que forman un matrimonio. Y de la misma forma que ocurre entre los cónyuges, habrá contradicciones entre ellos, pero tienen que ser más de forma que de fondo, porque si son tan grandes que hacen imposible que la pareja se enfrente a unos incompatibles. Al convivir elementos de lo habitual, el resultado será fatal para la familia, en este caso la población a la que se supone que debe servir todo político.
¿Tenemos diferentes formas de definir y evaluar la ética porque nos da preferencia por algunas? En el mismo comportamiento ilegal: ¿somos indiferentes al de los políticos y condenamos el de los demás? ¿Debe la justicia tratar a algunos con toallas calientes y ejercer todo el peso de la ley sobre otros? ¿Y es cierto que para algunos el robo cometido por un político es comprensible, pero implacable con el de un operador de zona franca?
¿Pueden los políticos hacer algo incorrecto porque tienen la protección de los gobernantes y el desinterés de los gobernados? ¿Cómo valoramos al político honesto y al criminal? ¿Es la pasividad colectiva el impulsor que muchos de nuestros políticos consideran inviolable porque sus malas acciones no tienen ni tendrán sanción judicial?
Quizás por eso el político, que se respeta a sí mismo en muchas ocasiones, piensa en dejar todo atrás y dedicarse a la vida privada, rodeado de seres queridos, yendo de casa al trabajo sin molestarlo, salvo lo básico. Dar vida a la vida en varias noches su conciencia lo llama cobarde, porque independientemente de las consecuencias, debió haber sido arrojado al ruedo que sirve al país.
Y mientras tanto, pongámonos esto en la cabeza: la ética como ciencia del comportamiento moral y el estudio del bien y del mal abarca a todas las personas, y cuanto más alto están en política, más tienen que comprometerse con ese poderoso término y más. tenemos que exigir. Política y ética: unión indisoluble por el bien del país ”.