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Publicado por Redaccion Diario55 | opinión | Martes 13 de octubre de 2020

En los momentos actuales que vive el país, la gente ha hecho el mismo llamado y está ansiosa por encontrar la manera de reconsiderar los irritantes privilegios que puede tener un ministro o un funcionario, tanto cuando está se trataba de crear impuestos más altos, como en la cuestión de la impunidad frente a la corrupción estatal.

Entre las denuncias leídas o hechas públicas en las redes sociales se encuentran sanciones contra personas corruptas del pasado y contra quienes hoy cruzan la línea. La gente está más que cansada de ver lo mismo cada cuatro años, y un gobierno va y viene por otro, pero el régimen de consecuencias sigue siendo el mismo, nada. Quieren que se inicien demandas o que se condene a la gente. Sin embargo, esto no puede ni debe ser la base de la persecución por persecución motivada por retribución o venganza, ya que no mueve adecuadamente la justicia ni permite su creación. Sonidos que demuestren que informarlos en los medios de comunicación no es suficiente para que el veredicto llegue como caja de resonancia de las calles, no de los tribunales. No quieres eso, porque también hemos tenido suficiente.

Es mejor dar pasos pequeños pero constantes para construir un proceso que mañana no habrá juez, que por falta de pruebas o por incidencias procesales lo derriben u obstaculicen y lo dejen en el limbo legal. Debemos ser conscientes de que cuando emergen los grandes y poderosos corruptos tienen todo tipo de recursos para evitar posibles creencias.

Es bueno enfatizar que siempre hemos vivido de la cultura de la no sanción, y es lo mismo que conocen estas personas, y si los de arriba no dan el ejemplo o el respeto no es impuesto por los más grandes, no podemos Pregunte a los demás lo que no saben.

Ojalá estemos en medio de un entorno o atmósfera de cambio percibido, y ese deseo o deseo se convierte en intención y es sostenido por la voluntad política.

Queríamos comprobar todo esto en relación con algo que leímos la semana pasada que algunos legisladores habían acordado renunciar a los beneficios que obtienen por sus funciones. Si bien es cierto que no creemos que esta sea la solución a la corrupción, ni es de gran preponderancia, si entendemos que las pequeñas acciones pueden crear un gran movimiento para motivar a otros más grandes.

Por eso damos a conocer la pequeña lista de legisladores que aún han pasado de las palabras a los hechos, y así podemos – quizás ingenuamente – «motivar» a un número mayor para que decida si aún tienen dudas sobre su posición frente al pueblo. , y dicen que algo está comenzando. Estos seis fueron los que renunciaron a los irritantes privilegios hasta la semana anterior a este escrito:

Los diputados José Horacio Rodríguez, Pedro Martínez y Juan Dionicio Rodríguez, así como los senadores Faride Raful, Antonio Taveras Guzmán y Eduardo Estrella renunciaron a sus respectivos privilegios.

Los beneficios a los que nos referimos y que los diputados y senadores ya mencionados anteriormente han decidido no recibirlos más son: el ataúd y el barril; Exenciones de vehículos con un máximo de hasta cien mil dólares; Tienen oficinas tanto en la sede como en el área patrocinada por el Congreso. Reciben RD $ 87,000 pesos adicionales además de sus salarios normales, que fluctúan en 175,000 pesos. Recibirá una tarifa de entretenimiento de RD $ 35,000 y una tarifa mensual de RD $ 20,000 por combustible.

Sería bueno saber cuántos más estarían dispuestos a hacer sacrificios que nunca se han visto desde el Congreso. ¿Quién está en la lista?



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