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Publicado por Redaccion Diario55 | opinión | Domingo 1 de noviembre de 2020

Con la muerte de los líderes dominicanos más importantes e históricos, Bosch, Peña, Balaguer se apoderó de una cierta nostalgia porque el declive de los líderes llegó a nuestra nación.

Eran líderes carismáticos, eficientes, inteligentes, visionarios, altruistas …

Estos líderes eran hombres extraordinarios, miembros de una serie de gigantes extintos.

Proyectaron a la nación dominicana sobre un ideal de futuro. Los que lo siguieron no aprendieron la lección.

Gobernaron y dejaron un peso de descontento, corrupción y, hay que decirlo también, obras materiales imprescindibles e importantes reformas.

Algunos de sus sucesores resultaron ser ególatras hambrientos de poder y sin escrúpulos.

Capaz de apuñalar a su esposa en el cargo.

En el PRD se confundieron y se negaron a abandonar el viejo orden de la práctica política, se negaron a tomar el mando, los dinosaurios se agruparon y prefirieron la destrucción y la muerte a Miguel Vargas, quien se hizo cargo de este proceso.

Todos conocemos los resultados, Miguel Vargas fue estigmatizado por esta corriente como un traidor, villano y el que destrozó el partido.

Las fuerzas económicas, políticas y sociales se reunieron en torno a esta corriente contra Miguel Vargas y ahora contra el PRD.

Miguel luchó mil batallas legales y políticas, ganó todas las legales, pero la política lo perdió.

Prefirió permanecer en silencio ante lo que sucedía, permanecer en silencio ante la calumnia y enfrentarse a él. Gran error.

En política el silencio es terrible porque significa culpa y derrota.

La virtud de la «humildad» fue puesta en su contra.

Sin una imagen carismática, alejado de las masas y líderes por su propio carácter y naturaleza, no podría venderse como un líder auténtico.

Tuvo la oportunidad de surgir, de ser parte de una nueva generación con un nuevo estilo de liderazgo basado en la autoridad moral, el consenso y el diálogo.

Miguel Vargas vivió cuántas horas oscuras en la política, pero no en la vida familiar y empresarial.

Sus éxitos en el mundo empresarial, su gestión, sus éxitos en ajetreadas funciones públicas, no supo traspasar, cambiar y aplicar a su liderazgo en el PRD.

Ahora podríamos decir que lo correcto hubiera sido abrazar la corriente que fortaleció parte de su liderazgo partidario, una alianza político-electoral con sus antiguos amigos y compañeros del PRM.

Lamentan que no hicieron la alianza con Luis Abinader, bajaron en 2 los votos por cierto, y desde mi punto de vista será muy difícil recuperar los espacios perdidos con la dirigencia actual a menos que den , comenzando por Miguel Vargas, no hay giro en su comportamiento de práctica política que lo acerque al pueblo, a los dirigentes ya la ciudadanía.

Miguel es un hombre de honor, le costó romper su palabra, sus promesas, sus acuerdos con Danilo Medina. Aunque sé que él vio venir la derrota de la era del PLD.

Miguel Vargas y la dirección del partido olvidaron, sin embargo, que la historia, la psicología, la sociología y la ciencia política nos enseñan que detrás de la acción de los líderes hay causas ocultas que reflejan que detrás de la acción de los grandes hombres está el trabajo de la ciudad.

Por tanto, los cambios, el ascenso al poder, no son el resultado de la acción de un individuo.

Hoy, Miguel Vargas, sé que está viviendo horas políticamente oscuras porque cuando analizamos la relación que existe entre un líder político y sus seguidores, lo primero que nos llama la atención es que la conexión que los une es básicamente la búsqueda de El poder es. Y el poder se fue con la alianza con Danilo MedinaPLD.

Y el PRD siguió siendo un practicante inexistente.



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